NO HUBO SUERTE
Demasiado premio para un filial sevillista que solo demostró de lo que es capaz los primeros quince-veinte minutos de la primera parte, minutos que coincidieron con la caraja del equipo rojillo. Eso provocó que los visita
ntes hicieran su primer y único gol, habiendo desperdiciado anteriormente una ocasión clarísima nada más comenzar el encuentro. Los nuestros no habían empezado muy enchufados y se veían sorprendidos por el empuje inicial sevillista. Pero como decimos este empuje solo duro unos veinte minutos, luego los esteponeros empezaron a tener el balón y a manejarlo de lado lado buscando penetrar casi siempre por las bandas. Llegaron las ocasiones pero no el gol. El equipo muestra maneras, tiene una intención clara de juego de toque y si llegamos a mejorarlo nuestro campo debe convertirse en un feudo muy duro para los rivales, no olvidemos que nuestro cesped suele ser novedad para los visitantes.
ntes hicieran su primer y único gol, habiendo desperdiciado anteriormente una ocasión clarísima nada más comenzar el encuentro. Los nuestros no habían empezado muy enchufados y se veían sorprendidos por el empuje inicial sevillista. Pero como decimos este empuje solo duro unos veinte minutos, luego los esteponeros empezaron a tener el balón y a manejarlo de lado lado buscando penetrar casi siempre por las bandas. Llegaron las ocasiones pero no el gol. El equipo muestra maneras, tiene una intención clara de juego de toque y si llegamos a mejorarlo nuestro campo debe convertirse en un feudo muy duro para los rivales, no olvidemos que nuestro cesped suele ser novedad para los visitantes.
La primera parte acabó con ese resultado, eso si, los jugadores sevillistas perdían tiempo a la más mínima ocasión, y todo ello a pesar de no haber juego duro en ningún momento. Penoso comportamiento si tenemos en cuenta que son un filial, con jugadores jóvenes que lo que tienen que procurar es agradar y demostrar su valía con el balón en los pies, pero no dejándose caer o perdiendo todo el tiempo posible. Esta parte fue un querer y no poder. Hubo ocasiones y el equipo lo dio todo, pero siempre con las bases del juego bien fijadas. Se nota que Burgueña tiene muy claro como quiere que juegue su equipo. El peor momento del partido llegó con la expulsión de Pedro, el cual se revolvió hacia un rival al que no tocó pero que el arbitro interpretó como agresión y habrá que esperar cuantos partidos de sanción le caen. Así que los último minutos del partido con diez jugadores. Lo cierto es que el arbitro no fue precisamente un digno juez y acciones como la de la expulsión perjudicaron seriamente a nuestro equipo. Ahora toca Roquetas y recibir al todopoderoso Cádiz, una semana de lo más atractiva.
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